En primer lugar se realizaron mediciones de peso y talla a los pequeños jugadores para corroborar su estado nutricional. A su vez se les dio instrucciones relacionadas con los hábitos alimenticios, haciendo hincapié en la hidratación en los días de entrenamientos, la importancia del desayuno y lo que deben incorporar en cada comida para su crecimiento, desarrollo y el rendimiento deportivo. Luego se compartió una merienda para que los chicos tengan en cuenta la importancia de la comida en el pre, durante y post-entrenamiento.

Luego se les repartió a los padres una encuesta para conocer los hábitos alimentarios de los niños, para culminar con una charla informativa sobre la alimentación en el deportista. 

“La idea es que después de cada entrenamiento los chicos tengan una mesa de recuperación, donde puedan hacer una colación o merienda post- entrenamiento para asegurarnos una recuperación adecuada y disponibilidad energética”, comentó la Lic. Gabriela Estévez.

La experiencia se repetirá la próxima semana con las categorías mayores.