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2017-03-31

El Hincha sin Límites

Nada condiciona a Nicolás, su amor por Olímpico lo puede todo. La historia conmovedora de un jovencito que se sobrepuso a la adversidad cambiando frustración por alegría en blanco y negro.



Si hay algo que distingue al hincha es la pasión, esa fuerza inexplicable que lo lleva a identificarse cada vez más con un equipo. En el diario acontecer, no todas son buenas y las malas muchas veces están llenas de crueldad, dolor y desazón. Sin embargo, hay algunas personas que tienen una marcha extra para transformar lo irremediable en esperanza y alegría dando rienda suelta a ese intangible que no se construye con palabras porque surge desde el alma.
 
La escoliosis es una enfermedad que afecta al 3% de la población, tiene que ver con una curvatura anormal de la columna vertebral y muchas veces limita la actividad normal. La discapacidad de Nico Coronel es congénita y como si esto fuera poco hace algunos años sufrió un accidente en un día que lo marcó para toda la vida. Fue cuando la desgracia se maquilló de alegría. “Jugábamos el último partido contra San Martín de Corrientes por la permanencia, ese mismo día me fracture en un accidente las dos piernas”, comenta Nico que, a pesar de todo, estuvo presente junto a su padre en el Vicente Rosales para acompañar al Negro de La Banda en ese momento decisivo.
 
AMOR INCOMPARABLE
 
Nicolás Coronel tiene 17 años y en épocas de clases se levanta a las 7 para ir al Colegio “Mater Dei” de la ciudad de La Banda donde cursa quinto año. “Me despierto pensando cuantos días faltan para el próximo partido del Negro, lo tengo siempre presente, lo que siento es muy grande y muchas veces no lo puedo explicar, es una pasión, una alegría que no se compara con nada, el amor y afecto que tengo hacia la institución, directivos y jugadores, solamente se siente en el corazón”, agrega uno de los grandes fanáticos que tiene Olímpico y la Liga Nacional, porque Nico además elije todas las noches un partido para ver por streaming.
 
El amor por el Negro surgió hace 10 años. “Desde los 7 que junto a mi papá, que fue jugador de Olímpico, no faltamos a ningún partido, ir a la cancha es una de mis mayores alegrías, sentir el aliento de la gente es increíble y ver la entrega del equipo en cada partido me conmueve”, agrega Nicolás que, cuando la distancia lo permite, sale a la ruta con su padre para alentar al elenco bandeño.
 
Como todo fanático, Nicolás tiene a sus preferidos dentro del equipo. “En la actualidad mis ídolos son Maxi Stanic y Justin Williams, además como jugador y persona admiro a Mauro Cosolito. De los históricos no puedo olvidarme de Tony Glover con quién compartí gratos momentos”.
 
Para finalizar, Nicolás destaca la relación que fue construyendo con Sergio Hernández cada vez que venía con Peñarol al Vicente Rosales. “El Oveja siempre se acerca a conversar conmigo de básquet, es una gran persona que me brindó su amistad”.
 
Nicolás, un ejemplo de lucha y perseverancia. Un hincha sin obstáculos.
  



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