Es la primera jugadora trans de vóley en la provincia representando al Club Ciclista Olímpico. Mía Díaz comenta su alegría de estar en la institución que la hizo sentir como una más desde un primer momento, cuando en otros ámbitos sufre todavía la mirada diferente.

Sus ganas de seguir progresando en el deporte que ama y el deseo de llegar a convertirse en una profesional de las leyes. 

“La verdad que cuando ingresé al club no sentí esa mirada o gesto diferente, mucho menos excluida, me trataron desde el comienzo como una chica más, como una compañera que está hace tiempo. No percibí ningún tipo de diferencias. Son cuatro meses plenos de alegría para mí, las personas que conocí y lo que me enseñaron fueron muy importante”, comenta Mía contrastando con lo que le pasó en otros lugares donde intentó acercarse a la disciplina. “Tuve experiencias no muy buenas, hablaban de mi fuerza física cuando creo que iba por otro lado la observación. La fuerza no tiene género, hay chicas que pegan el doble de fuerte y no escuché ningún comentario al respecto. Realmente hieren mucho cuando hablan así, a mí en lo particular no tanto pero hay otras chicas que se ven afectadas y terminan dejando la práctica del deporte, mi deseo y mi lucha es por tener más jugadoras trans en el deporte”.

Al hacer referencia a este momento en Olímpico, Mía no ocultó su alegría. “Estoy muy feliz, pude conocer muchísima gente, tengo compañeras que me ayudan en todo, principalmente en desarrollarme en este deporte tan lindo”.

Finalmente la jugadora de Olímpico, expresó: “Soy consciente que lamentablemente la gente no está preparada, aunque pase el tiempo siempre seguirán esas miradas hacia nosotras diciendo que debemos estar en la calle, que no podemos pertenecer a un ámbito social como cualquiera, el sentimiento de inclusión no está. En el colegio me resultó difícil, tuve que dejar cinco años por discriminación por parte de los directivos, hasta que regresé, este es mi último año y espero estudiar abogacía y seguir creciendo”.