David nació el 22 de abril del 2000 en Santiago del Estero, desde siempre jugó en el Club Olímpico La Banda cultivando un marcado sentido de pertenencia a lo largo de los años. Con el paso del tiempo fue perfilándose como uno de los proyectos más importantes con vistas al profesionalismo. Hoy es parte del plantel de Liga de Desarrollo conformado por un mix de jugadores del club y otros que fueron reclutados también con la intención de proyectarlos. Además era tenido en cuenta para entrenar con el plantel liguero y equipar en algunos partidos.
Su condición de jugador del club llena de orgullo, tanto a dirigentes como formadores. Para conocer un poco más de este joven valor que ya debutó en La Liga, el Departamento de Prensa de Olímpico lo abordó a la distancia en tiempos de aislamientos preventivos y obligatorios por la pandemia desatada con el Coronavirus.
- ¿Cómo te defines como jugador?
- Me definiría como un jugador de equipo que siempre intenta aportar cosas buenas, hay veces que no es el día en ataque y trato de centrar mis esfuerzos en defensa, tomando rebotes y ayudando a mis compañeros.
- ¿Qué jugador tienes como espejo tanto adentro, como afuera de la cancha?
- Siempre admiré a Manu Ginóbili, en todos los ámbitos, como jugador y persona. La cabeza que tenía, su inteligencia, leía todos los reportajes que le hacían y siempre sacaba algo, como que le gustaban las matemáticas, siempre me pareció muy lúcido. De más está decir que me encantaría tener sus movimientos dentro de la cancha, no dejo de practicarlos, hay veces que salen y otras que no, pero siempre lo intento. Manu es mi referencia obligada.
- En un momento parecía que dejarías de jugar, ¿Cómo fue ese cambio de chip para volver a motivarte y estar hoy disfrutando del básquet?
- Tiene que ver con una maduración mía, un aprendizaje de la vida se podría decir. Cometí un error y tuve que alejarme del club y del básquet, me sentía mal. Me di cuenta lo que realmente quiero para mí, lo que elijo todos los días, y al sentirme así pude pensar sobre todo lo que pasaba. Las ganas de volver eran muchísimas porque veía de afuera a mis compañeros en partidos importantes y me daba bronca no poder ayudarlos, todas esas ganas las fui acumulando y gracias a Dios tuve una oportunidad para demostrarle al equipo y al club lo que podía darle.
- Estar consolidado en el equipo de la Liga de Desarrollo después de ese parate te debe hacer sentir bien.
- Me siento bien por un lado, volví al equipo y soy titular, pero a la vez sigo molesto conmigo por el tiempo que perdí por errores propios pero no voy a negar que el presente es el que quería.
- ¿Qué sentiste al poder debutar en La Liga, una competencia tan dura y reservada para unos pocos?
- Fue algo mágico, inexplicable, la felicidad que tenía era enorme, debutar en la liga nacional y de local, con todo el público era un sueño que tenía desde que empecé a jugar al básquet. Veía los partidos y decía que algún día quería estar y de un momento para el otro poder cumplirlo me llena de emoción hasta hoy.