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2020-05-27

Habla Martín Ipucha

Uno de los jugadores que integrara el equipo de Olímpico debutante en la liga en el año 87, hace foco en aquella temporada deportiva que marcó el rumbo del básquet santiagueño. Además recuerda situaciones increíbles de su paso por la provincia y la ciudad de La Banda. 
 



Desde su Bahía Blanca natal se hizo camino en otros puntos del país ante la superpoblación que existía por ese entonces en los equipos de la catedral del básquet que participaban en las diferentes categorías. Así fue como llegó a Olímpico con todas las ilusiones a cuestas por jugar en la élite de la mano de su comprovinciano Juan Carlos Alonso. “Yo estaba en Villa Mitre y había enfrentado a Olímpico en la Liga B. A comienzos del 87 recibo un llamado de Juanqui (Alonso) para sumarme al equipo ascendido. En ese momento fue como tocar el cielo con las manos, tenía 19 años y era la primera salida de casa a un lugar lejano, no como ahora donde las distancias se han acortado. Fue una experiencia muy positiva en lo personal. Soy un agradecido de haber estado en esa hermosa provincia con gente muy cálida y que tanto conoce de básquetbol”, comienza diciendo Martín Ipucha al Departamento de Comunicación de Olímpico.
Al hacer referencia a su llegada al club, el jugador bahiense, dijo: “En realidad fue todo muy loco, primero yo no conocía el avión y tuve que subirme a uno para viajar a Santiago. Recuerdo que cuando llegué a La Banda, había una fiesta en la sede del club con mucha gente afuera comiendo. Era la primera vez que veía comida árabe y tuve que comer carne cruda (risas), después me terminó encantando el niño envuelto y el kippe”.
 
TEMPORADA COMPLICADA
Al analizar aquella temporada, Martín cuenta convencido que el equipo estaba para más. “Teníamos un grupo para terminar entre los ocho primeros, sobre todo con la llegada de Phillip Lockett, un jugador determinante, fue así que hicimos una buena primera fase, después nos tocó descender por algunas cosas que pasaron. Hay un partido televisado frente a San Andrés que fue un robo a mano armada, y después el partido con Atenas que se armó un lío bárbaro. Estábamos para pelear, no para perder la categoría en un torneo muy parejo, con muchos que estaban para campeón con 5 o 7 jugadores de primer nivel”, describe Ipucha que reconoce además, la importancia que tuvo su paso por el Negro para su carrera profesional. “Juanqui no me dijo que me llevaba de base, porque yo era más 2 que 1. Como siempre explico, gracias a Olímpico pude jugar Liga Nacional porque no tenía lanzamiento de afuera como escolta, y al entrar de base podía conducir el equipo. Tuve que experimentar, yo no entendía nada, el primer partido contra Ferro en Caballito y con mi ídolo Miguel Cortijo al frente, que  a todo esto agrego que fue el mejor de todos por lejos, tenía una computadora en la cabeza, hacía hacer puntos a una planta”. 
 
DE TERROR
Siendo un chiquilín y con muchas cosas por descubrir todavía en su nuevo lugar, hubo un hecho que marcó a Ipucha para toda la vida a dos meses de llegar a La Banda y que hoy se ha convertido en una anécdota desopilante. “Un día me levanto de la siesta para ir a entrenamiento, iba caminando desmayado todavía  y comienzo a escuchar unos gritos que no se podían creer, salían de la Iglesia (Cristo Rey), entonces me meto pensando que mataban a alguien, y estaban haciendo un exorcismo, casi me muero. Yo a esto lo cuento aquí en Bahía Blanca y otros lados y no te la creen”.
El histórico jugador mencionó con cariño a mucha gente de aquel entonces. “Me quedó una relación especial con el Mocho Small, Rubén Pikaluk, que vivía conmigo, Gustavito Gómez, un crack, Omar Montes, un hermano que me dio el básquet. Además los chicos de Buenos Aires, Rattone y el flaco Berrondo, de Espósito no supe más nada. Tengo gratos recuerdos de muchas personas en realidad, entre otros el profesor Reyes, Carlos Banegas, ‘Chito’ Ortiz, el ‘Gordo’ Amado que me llevaba a la cancha de fútbol, Linn Suárez, todos fenómenos, gente de la que no me voy a olvidar jamás. Yo soy fanático de Olímpico y de Gimnasia de Comodoro (otro equipo donde Ipucha dejó su marca en la Liga Nacional). Lo de la gente era increíble alentando siempre, por eso los recuerdos que tengo de La Banda son hermosos y me los llevo al cajón”, agregó un emocionado Martín Ipucha.
Finalmente, reconoció el avance del club en los últimos años y tuvo grandes deseos en lo deportivo. “Nada que ver como está ahora, sigo los avances por las redes sociales y se nota el crecimiento. Estando en vida me gustaría verlo a Olímpico campeón, se lo merece por su gente. Un cariño para todo Santiago”.
 
 
  



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