GERARDO SECRESTAT:
"El Ascenso fue mi mayor alegría deportiva”
En la continuidad de entrevistas con protagonistas que marcaron una época en la institución, es el turno de Gerardo Secrestat, el jugador cordobés que llegara al Negro en el año 86 para depositarlo en la máxima categoría con una conversión agónica ante Estudiantes de Concordia. Los recuerdos de su paso por el club y la intervención clave de un hincha para que decidiera quedarse en La Banda en la primera salida de su San Francisco natal.
“Hacia 5 años que venía jugando en Asociación Española de Córdoba y al terminar la temporada 85 se acercó un grupo de dirigentes de Olímpico, encabezado por Gustavo Rosales, con la intención de comprar el pase, pero Española me cedió a préstamo para la temporada 86. Luego del gran año que tuve en La Banda regresaron con valija en mano para llevarme de nuevo y Española no quiso saber nada”, comienza diciendo Secrestat al Departamento de Comunicación de Olímpico.
Al ser consultado por su decisión de tomar la propuesta del Negro, el renombrado jugador, dice: “Me gustó el desafío, fue un cambio drástico, aunque lo mismo hubiera ocurrido si me iba a una ciudad grande como Córdoba. Me parecía que La Banda era un lugar chico y familiar más parecido a mi San Francisco”.
Pero no todo encajaba de entrada como lo describe Gerardo, su llegada a la Cuna de Poetas y Cantores le presentó un escenario desolador, que de no haber sido por la “mágica” aparición de un reconocido simpatizante quizás otra hubiera sida la historia. “Era la segunda vez que salía de San Francisco, solo me había ido hasta Córdoba. Me llevaron un domingo a La Banda mi hermana y su esposo en su auto, recuerdo que entramos por detrás de la ciudad y me invadió una tristeza, realmente fue un impacto escénico muy grande. Me dejaron solo en el hotel que está frente las vías (Trento) y me agarró un ataque de soledad muy fuerte. Si estaba con mi auto me volvía. Pregunté donde quedaba el club, me guiaron y empecé a caminar para distraerme. Cuando estaba llegando se me acercó una persona y me preguntó si era el nuevo jugador cordobés del club, le dije que sí, me deseó suerte y agregó: ‘Esa es mi casa, no tienes ni que golpear la puerta, lo que necesites puedes contar con nosotros’. Esos tipos de gestos son muy difíciles de olvidar y muestran a las claras como es el bandeño y el santiagueño en general. A partir de entonces todo fue más fácil y llevadero”, recuerda Secrestat que aprovecha la oportunidad para enviarle un afectuoso saludo al Dagoberto Díaz, la hospitalaria persona en cuestión.
Ya en la parte deportiva, el cordobés menciona “los entrenamientos con calores en ese nuevo desafío y la oportunidad de compartir gratos momentos con esos chicos como Rubén Pikaluk. Estábamos todo el día juntos con Pika, íbamos a entrenar fuera de hora, comíamos en el club. En realidad fue excelente todo el grupo para lograr lo que tanto se estaba buscando, con Yoyo Caballero un apasionado de este deporte, un loco lindo. Lo amabas o lo odiabas. Sincero, directo, amigo, compañero, padre, hermano, tenía todo eso”.
EL DOBLE DEL ASCENSO
En el año 86, Olímpico logró el tan ansiado paso a la máxima categoría, con una definición memorable y que tuvo a Secrestat como principal protagonista. “Si ganábamos ascendíamos directamente, si perdíamos teníamos que jugar un repechaje. La cancha llena con el deseo de todos de lograr el ascenso. Parecía que se venía el tercer suplementario, recuerdo que Lockett tira desde una punta y queda corto, tomo el rebote, hago el gol y termina el partido. Luego se vino la discusión para saber si valía o no la conversión. Me acuerdo que estábamos afuera del estadio esperando y no dábamos más del cansancio con semejante desgaste. Cuando convalidaron el gol fue el festejo general, sin dudas la mayor satisfacción en mi carrera deportiva. Fue el premio al gran esfuerzo de todos”, describe Secrestat.
Párrafo aparte para recordar a Phillip Lockett, el extranjero más dominante en esa época del básquet nacional. “Excelente persona, te aconsejaba. El mejor jugador americano lejos, ahora mucho más. Completo, jugaba, hacía jugar, defendía, atacaba. Lo pude comprobar ese año y también lo tuve de rival. Impresionante como lo quería la gente y él disfrutaba de eso. Por todo ese amor él entregaba todo dentro de la cancha”.
Finalmente, Gerardo Secrestat dejó palabras de agradecimiento para toda la familia del Negro. “No me permitieron extrañar, soy un afortunado de haber vivido en la ciudad de La Banda, sin lugar a dudas mi segunda casa. UN cariño inmenso para todos”.
Comenzó en Alumni de San Francisco, luego pasó a Redes Cordobesas (Se llamó después Asociación Española de Córdoba). Llegó a préstamo a Olímpico para la temporada 86. En su importante carrera registra pasos por Estudiantes de Concordia, Sport Club de Cañada de Gómez y General Pico de La Pampa entre otros clubes.
Integró los representativos de San Francisco y las Selecciones de Córdoba durante más de una década. Participó tres años en el Seleccionado Argentino Juvenil con participación en un Mundial, dos Sudamericanos y un Panamericano.