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2020-04-02

Era un grupo bárbaro

En una reciente entrevista a la Liga Nacional, Mario Sepúlveda recordó el ascenso  a la élite con el Negro de La Banda. 



Olímpico empezó muy bien, luego tuvo un pequeño bajón en la segunda fase pero terminó consiguiendo el ambicioso anhelo tras un envión clave en el último tramo y en las series de playoffs. El Negro hizo un buen arranque donde terminó con registro de 10-4 en la primera fase, clasificándose al TNA 1 pero ahí es donde llegó un pequeño deceso de rendimiento, 7° en esa zona con récord de 6-8 en dicha etapa (se le había descontado un punto por el HTD).
En el medio de esa temporada hubo cambios debido a los resultados algo irregulares, porque el equipo arrancó con Ariel Amarillo pero luego tomó las riendas Gonzalo García. Y tras el calendario regular, entonces llegó lo mejor, porque en la reclasificación barrió contra Alma Juniors por 3-0, luego hizo lo propio contra Pedro Echagüe-Saladillo (3-0) y así llegó a una definición por el ascenso apasionante contra Unión de Sunchales.
Contra Unión comenzó dando el golpe en Sunchales para llevarse el primer juego de la serie de visitante (90-67). El Bicho igualó la serie en 1 en el siguiente partido (82-77), pero luego la instancia decisiva se mudó a La Banda, donde ante un acompañamiento multitudinario del público, los santiagueños terminaron por liquidarlo todo: 81-73 en el Juego 3 y luego 72-67 en el cuarto partido para sellar la historia por 3 a 1.
"El grupo fue bárbaro, siempre estábamos muy unidos, nos juntábamos mucho. Estaba la familia Sureda que en ese momento albergaban a todos los jóvenes, ahí yo también estaba con mi compañera de vida, y se armó un grupo hermoso, espectacular. El grupo siempre fue bárbaro, tuvo muchos momentos lindos ese equipo. Incluso cuando estaban las fiestas, la chacarera o la salamanca, íbamos todos juntos y disfrutábamos de la cultura, compartíamos momentos muy lindos con la gente de ahí", recuerda Mario.
Y es que el equipo de ese entonces era tremendo, porque al lado de Sepúlveda podíamos encontrar nombres como el enorme Anthony Glover como extranjero más Martín Trovellesi, Fernando Gutman, Federico Sureda, Bruno Mártire, Federico Arce y Germán Boero. Tras el ascenso, el Negro bandeño definió el título contra Lanús con dos triunfazos: 84-78 en el Rotili y 85-76 en el segundo encuentro, en el Vicente Rosales y quedándose con el campeonato.
"Tengo varias anécdotas de ese tiempo en Olímpico, muchísimas. Me acuerdo una vez que Nati (su mujer), salía a caminar siempre en la hora de la siesta de Santiago, y yo me reía porque le decía `si querés ir a caminar hacelo, yo me quedo a dormir la siesta`... y la gente a veces cree que es un chiste o solo un dicho que los santiagueños duermen la siesta, pero sinceramente son las 3 de la tarde y no podés hacer nada absolutamente. Me reía porque ella tuvo un intento y se volvió arrepentida a los dos minutos... `no se puede salir` me dijo. Fue gracioso porque yo la dejaba, pero el calor sofocante santiagueño era tremendo", dice Sepúlveda entre risas. Era su segundo ascenso.
Dato anecdótico, en ese Lanús al que le ganó en la final, y que venía de ganarle a Argentino de Junín en su respectiva serie por el ascenso (3-0 para el Grana, dirigido por un emblema de la institución como Álvaro Castiñeira), se podían encontrar nombres como los de Julián Olmedo, Wendell Gibson, Matías Cudós, Leandro Portillo, y hasta un muy joven Nicolás Laprovíttola.
En aquella temporada, Sepúlveda tuvo registros de 10.6 puntos (51% en dobles y 36% en triples), 3.8 rebotes, 1.3 robos, 0.9 asistencias y 27.7 minutos de promedio (40 PJ). Una constante en el goleo para que su equipo termine rumbeándose a un logro muy recordado en La Banda.
 
  



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